Tras el Carmina Burana: El goliardo
“Mercader, dame el color para ruborizar mis mejillas, así puedo cazar a los muchachos, gracias a ti, por cortejarme. ¡Míradme, muchachos y dejadme complaceros! ¡Haced el amor muchachos y muchachas adorables! El amor os hace intrépidos y os permite ser muy honorables. ¡Míradme, muchachos y dejadme complaceros! ¡Bienvenido, mundo, tú que estás tan lleno de alegrías! Yo seré tu esclava, siempre segura en tu amor. ¡Míradme, muchachos y dejadme complaceros!”
Así reza la obra de Carmina Burana en su primera parte al hablar de la primavera. El título de esta estrofa es “Mercader, dame maquillaje” (Chramer gip, die varwe mir). Hasta aquí todo puede parecernos normal. Pero la brillantez de estos cantos es que fueron escritos por goliardos alemanes de la Edad Media. ¿Y qué es un goliardo?
¿Qué es un goliardo?
Los goliardos eran estudiantes pobres, clérigos vagabundos y desertores de estudios religiosos, entre otros. Todos juntos y revueltos. Eran personas que sabían leer y escribir sin problemas. Además eran los que en la época vivían atiborrados de retórica latina y de lecturas de grandes clásicos.
A pesar de lo que pueda creerse en nuestros días, en la Edad Media (más aún en el siglo XII y XIII, de cuando se data la obra de Carmina Burana), no todo era religioso, íntimo e introvertido. Más bien se podría parecer a las imágenes que también tenemos de la época de tabernas de hedor insoportable, borrachos, borrachas y un jolgorio compartido entre negocios maleantes. Ahora nos tenemos que imaginar a los estudiosos y religiosos mencionados, hartos del desarrollo cotidiano de sus menesteres, los que los tuvieren, prestos al misto rápido y a la borrachera certera dentro de cualquier taberna apestada.
Para mezclarse entre los parroquianos de esta peculiar religión habían de usar sus mejores armas: la música, la poesía y el canto. Es por ello por lo que surgió este peculiar género literario – de mismo nombre que sus creadores – y nos acercó la fiesta de la época en forma de canciones populares hasta nuestros días.
¿De qué tipo de personas hablamos?
Creadores de un género
¿Se acuerdan del acompañante de Robin Hood? Pues ese estilo. Todo un género literario tras ellos.
Por supuesto, el nombre de “goliardo” tampoco es azaroso. Se cree que proviene de algún gigante familiar del bíblico Goliat (Golias en latín). También se cree que pudieron tomarlo de un obispo de nombre Golias al que rendían pleitesía. Aunque lo más seguro es que ninguna de las dos historias sean ciertas y, en definitiva, no sea otra cosa que producto de la imaginación de estos peculiares personajes medievales. Posiblemente la corrupción dentro de la Iglesia católica de la época o por el hartazgo de la vida monástica fue lo que los acabó empujando hasta esta vida desenfrenada.
Ahora que comprendemos el contexto es mucho más sencillo entender la letra de la obra poética. Es de esta misma obra desde la que Carl Orff, ya en el siglo XX, crea la ópera homónima. Gracias a este compositor muniqués la obra ha llegado hasta nuestros días. De otro modo, quizá, seguiría pasando inadvertida en las vitrinas de la Biblioteca Estatal de Baviera.
El trabajo de Carl Orff fue también maravilloso si tenemos en cuenta que la original estaba escrito hasta en cuatro idiomas diferentes: latín medieval, latín macarrónico, alemán medio y francés antiguo.
La mayoría de toda la obra goliárdica que podemos encontrar es de autor anónimo, por lo que sólo puede atribuírsele a la obra de Carmina Burana el haber sido escrita en la abadía benedictina de Baviera (BenediktBeuern), tal y como se cita en el texto original. Quizá tan sólo fue encontrada en este lugar y no se escribió entre esos muros. Nunca lo sabremos.
“Habiendo sido proclamado “¡Dispersaos por el mundo!”
Deambulan los sacerdotes, corren los monjes,
Y, abandonando el evangelio, ya se levantan los diáconos:
Entran a nuestra secta, que es la salud de la vida.
En esta secta está escrito: “¡Probadlo todo!
¡Observad cuidadosamente nuestro modo de vivir!
¡Encarnizaos contra los malos clérigos,
que no os dan con abundancia, por caridad!”
Fragmento poema goliardo español, Anónimo.
Además, estos poemas goliardos podían ser satírico-morales, amatorios (sobre el amor) y de tipo “potatoria et lusoria” (sobre el juego, fundamentalmente de dados). Esto nos refiere que efectivamente nuestros goliardos medievales eran bien prolíferos no sólo en “la salud de la vida”, sino en la creación poética.
Marcos Sánchez